La dulzura de la Brisa
guiño de el viento galeno
y aquel horizonte sereno
negro de lluvia indecisa
dibujaron mi sonrisa.
Ya era toda una alegría
alfín pisar tierra firme,
sólo de que preocuparme
si rubias como Sol de día
o de oscura anatomía.
Que como dice el marinero...
Prefiero yacer muerto
a no amar en cada puerto.